Con frecuencia se escucha hablar de “gobernabilidad”, término que se relaciona en la
actualidad global con esa ciencia o quehacer de la política, es decir, la
dirección de los Estados o bien, entes
territoriales como municipios, ciudades, departamentos, etc. La gobernabilidad,
así entendida, ha de tener como objetivo supremo al ser humano, velar por la
vigencia de las condiciones fundamentales que permitan su desarrollo integral,
como individuos y como sociedades.
La gobernabilidad tiene
entonces su objetivo práctico en la habilidad para lograr el desarrollo óptimo
de los Estados o pueblos donde se encuentran tales sociedades. Se entiende que es un tema complejo por las muchas aristas
de análisis según las condiciones particulares de cada caso, y desde este sitio
se ofrece tan sólo como tema a profundizar.
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Imagen: CAB Convenio Andrés Bello, año 2002 |
Dentro de las conclusiones a
las que llegan sus estudiosos para que se dé un verdadero desarrollo sostenible,
en cualquier lugar, es que se cumplan
ciertas pautas:
ü Infraestructura: vial,
salud, educación, cultural, recreación, equipamiento en obras físicas tanto en
el sector urbano como rural. Condiciones básicas para que una comunidad pueda
desplegar sus propias potencialidades naturales y el intercambio comercial diversificado que
hacen a una región más autónoma, menos dependiente de los recursos, ayudas o
dádivas de un ente central.
ü Educación: todas
las naciones asumidas como civilizadas, dan a la educación un lugar
preeminente, pues es en sus generaciones nuevas donde radica su futuro. Sus
líderes del mañana, sólo lo serán, si tienen la posibilidad de capacitarse así
en técnicas, tecnologías y ciencias exactas, como en el área humanística que
les provea de sensibilidad sobre todo para atender al individuo como un ser
humano, no exclusivamente viviendo en un mundo mecanizado o dirigido sólo a la
productividad.
ü Institucionalidad: se
refiere más claramente a que todo Estado se establezca desde un sistema democrático,
sustentado en la división de poderes públicos: legislativo, ejecutivo y
judicial. Allí ninguno de estos poderes es
superior a otro, y en igualdad, se controlan entre sí. Las instituciones adquieren
así respeto y acatamiento entre los
ciudadanos. Problemáticas en temas que no se dejan de mencionar como Derechos Humanos y corrupción, no tienen porque presentarse en Estados con organismos de control bien establecidos y con una sociedad civil participante en la toma de decisiones. Lo anterior puesto que el asunto de la institucionalidad abarca tanto a lo estatal como a lo privado. Las
organizaciones, las empresas, también deben asumir con seriedad su responsabilidad
social en el cumplimiento de sus funciones establecidas y en la retribución a
las comunidades en donde desarrollan su labor.
ü Emprendimiento empresarial: la
nación que no promueva sus potenciales industriales específicamente
en el área no estatal, está abocada al fracaso económico y de allí al fracaso social.
La crisis económica mundial de la última década (2007- 2016) y de la cual para
nuestro caso en América Latina estamos viendo con asombro en ciertos casos, tuvo
su origen en los obstáculos, restricciones
y a veces abusos por parte de los gobiernos para con la empresa privada, grande
o pequeña. Es así como la dependencia de un solo renglón económico, caso de los
recursos naturales, (petróleo, minería…)
llevó a tales Estados a llevar ellos solos la responsabilidad de la
sobrevivencia económica (subsidios) de
sus ciudadanos. Apoyar el emprendimiento empresarial privado garantiza a los
Estados contar con más opciones de enfrentar cualquier eventualidad, crisis
económica o catástrofe natural, además de incentivar la generación de empleo,
entre otros.
ü Creatividad:
gobiernos y ciudadanos deben ser creativos al momento de proyectar su futuro.
Ser recursivos y no estancarse en una sola actividad sea ésta o no, con ánimo
de lucro. Es importante privilegiar
al ser humano antes que a la productividad, ya que el desarrollo no se mide
sólo en aspectos materiales y se debe dar en un contexto integral.
ü Respeto por las culturas y el medio
ambiente: de nada servirá contar con obras o infraestructura, con
leyes benignas o con buenas intenciones de prosperar si se desprecia todo
aquello (tradiciones) que desde hace muchos siglos nos ha permitido llegar al
nivel de evolución presente en un todo como humanidad. Igual si se cuenta con muchos conocimientos y
recursos económicos pero no se pueden disfrutar por no tener un ambiente
adecuado para la vida, con aire contaminado, escases de agua y sin espacios de
recreación al aire libre. La convivencia de muchas y diversas culturas, (formas
de ser, lenguas, sentimientos y sus formas de expresión) son lo que sostienen y
enriquecen los procesos de globalización. Globalización no es homogenizar todo,
es respeto y convivencia, símbolos de civilización y del verdadero desarrollo.
F. D. G., 3 de marzo de 2016
F. D. G., 3 de marzo de 2016