Historia - reseñas


2021 "Año de la Libertad"


En el año 2001 se proclamó desde la Unesco el 21 de mayo como el "Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo". Por su parte el congreso colombiano, el mismo año, confirmó el 21 de mayo como "Día de la Afrocolombianidad".

La fecha del 21 de mayo elegida por la Unesco coincide con la del año 1851, cuando en Colombia se dictó la ley que abolió la esclavitud, siendo presidente  José Hilario López. 

En conmemoración del 170 aniversario, Colombia nombró el 2021 como el "Año de la Libertad". Una forma de "... resaltar los  aportes de las comunidades negras, raizales y palenqueras en la construcción de la nación."

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Pore en la Campaña de Independencia
1818 - 1819

Diseño Fundación Nido Verde a partir 
de una imagen de Octavio Hernández Jiménez

Al inicio de la gesta de independencia, fue Cuartel General del Ejército Libertador y al haberse firmado allí la “Proclama de Pore”, se convirtió en capital de la naciente república cuyo primer presidente fue el casanareño Juan Nepomuceno Moreno - 18 de diciembre de 1818 al 10 de septiembre de 1819, es decir hasta cuando asume “formalmente” Simón Bolívar.-

Los llanos de Arauca, Meta y Casanare fueron escenario estratégico en la organización de la nueva república dado que la “reconquista”  española dirigida por Pablo Morillo se había desplegado prácticamente por todo el resto de la Nueva Granada. Así como en Venezuela fue estratégico el occidente, sobre el Orinoco y hacia la actual Colombia.

A veces ni se menciona su valor histórico y sin embargo, en la práctica, la "Proclama de Pore" del 18 de diciembre de 1818, significó la unidad de Venezuela y la Nueva Granada, tanto desde lo político como en lo militar o de los dos ejércitos, comandados por Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander.  Pretendían el mismo objetivo aunque por diferentes motivos, por separado no lo habían logrado. 

Esa unidad, circunstancial o no, fue la clave del éxito, de lograr la independencia, tanto en la antigua capitanía general de Venezuela como en el virreinato de la Nueva Granada, avanzando luego, como se sabe, al alto Perú. 

Fue un punto de partida que se fortaleció políticamente un par de meses después con la celebración del congreso de Angostura, muy cerca pero ya en Venezuela, en febrero de 1819, con más representantes de ambos territorios y donde en una segunda convocatoria, el 17 de diciembre de 1819, se dictó la Ley Fundamental de la República de Colombia - en referencia a la Gran Colombia, el "sueño" de Bolívar, y que comprendía tres departamentos: Venezuela, Cundinamarca y Quito, (Panamá y Quito en el tiempo colonial correspondían al virreinato de la Nueva Granada)-. El siguiente congreso reunido en 1821 en la neogranadina Villa del Rosario de Cúcuta, ratificaría en esencia lo acordado en Angostura.

En Pore, Casanare, se dio marcha a la memorable campaña que el 7 de agosto de 1819 dio la independencia a la Nueva Granada.   

Texto: Fernando Díaz Gómez, 10/04/2021 

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A propósito de racismo en Estados Unidos


L
a lucha de los negros por la igualdad de sus derechos civiles en la unión americana es de años. Paradójicamente sus principales adalides terminaron asesinados. En los Estados Unidos la esclavitud sólo se abolió en 1863, después que Colombia, 1851. Allá fue proclamada por el presidente Abraham Lincoln, aún en medio de la llamada Guerra de Secesión 1861-1865, surgida precisamente entre los Estados del sur, pro-esclavistas, y los del norte, en contra. Se opuso siempre a la esclavitud por considerarla un mal social que incluso impedía el desarrollo del país en donde era partidario de un sistema más acorde con una sociedad moderna de corte industrial. Lincoln fue asesinado el 14 de abril de 1865, cinco días después de la rendición de los esclavistas sureños.

Sin embargo, a cien años de haber sido abolida la esclavitud, aún era patente la segregación en contra de los negros. Por ejemplo en el transporte público, sólo podían ubicarse en determinados lugares, los hospedajes les prohibían la entrada, y en las universidades no podían ingresar a las cafeterías ni bibliotecas.  En ese ambiente es que surge la figura de Martin Luther King, un joven negro que abogaba por un cambio real que respondiera a lo estipulado en la Constitución. Dotado de una gran oratoria, en la marcha convocada en 1963 en Washington, pronunció uno de sus discursos más célebres: I have a dream.  Siguiendo los preceptos de Gandhi, su mensaje era pacifista y consideraba a la igualdad racial como condición para la dignidad humana. En 1964 obtuvo el Premio Nobel de Paz, y ese mismo año el presidente Lyndon Johnson promulgó la Ley de Derechos Civiles que enfatizaba en la igualdad de todos los ciudadanos.  Martin Luther King fue asesinado el 4 de abril de 1968.

Los recientes hechos de abusos de carácter racial contra los negros y sectores minoritarios en Estados Unidos, revive el debate sobre la segregación oculta pero real. Los movimientos sociales que aparecen buscan remediar la situación con más medidas legales efectivas.  

Crédito imágenes: biografíasyvidas.com
Fernando Díaz Gómez, 11/06/2020                       


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Iza en tiempos de pandemia



Y


 sucedió que un extraño virus surgido al otro lado del planeta, ha ocasionado tantos males a la humanidad que la obligó a replantear sus estrategias de progreso y desarrollo. Su afectación no discrimina región, edad, grupo poblacional, nivel socio económico, sector profesional o laboral, y hasta parece multiplicarse en nuevas enfermedades. Lo característico y, a la vez, lo peligroso, es su alto nivel de contagio, su fácil trasmisión de persona a persona. Así, la misma dinámica global, y sobre todo lo rutinario de los viajes, se encargaron rápidamente de convertir en pandemia, una enfermedad focalizada. La palabra “Pandemia” deriva de pandemónium: literalmente, “todos los demonios”. Al momento, segunda semana de mayo de 2020, en el mundo se registran más de cuatro millones cien mil contagios y se superan las doscientas ochenta mil muertes.




¿Cómo nos preparamos?

Con ciencia, con tecnología, con conocimiento, siguiendo unos modelos de desarrollo que no atenten contra la supervivencia del planeta, que privilegien la vida no sólo de nuestra especie, sino de todas las especies animales y vegetales. Aunque parezca un argumento exagerado o traído a la fuerza, hoy se sabe que el llamado Calentamiento Global y la alteración de los ciclos naturales pueden desembocar en mutaciones genéticas y en la aparición precisamente de enfermedades por virus cada vez más resistentes e inmunes. Ahora y por las circunstancias, a veces de manera improvisada, científicos de todo mundo buscan desesperadamente una medicina efectiva que detenga la enfermedad, y no sólo como paliativo de los síntomas. Ojalá lo logren y pronto.

En la historia de la humanidad sería incontable la serie de situaciones que la han puesto en riesgo. Una catástrofe natural: movimientos sísmicos, inundaciones, los tsunamis, una erupción volcánica. Las ocasionadas por  una plaga o una sequía que arruinaba cultivos de los que dependía una nación. Pestes como  lepra, viruela, malaria y más recientemente virus como el H1N1 y el Ébola -ambos de origen animal-, y el VIH/SIDA, por sólo nombrar algunos. Las  surgidas del atraso y el subdesarrollo, falta de agua potable, ausencia de condiciones higiénicas o con una inadecuada infraestructura  de salud. Otra causa, las guerras.

Aunque se dice que ya la malaria es curable, la vacuna aún está en prueba para su aplicación a nivel mundial, no hay vacunas aprobadas contra el Ébola,  el H1N1, ni el SIDA. Lo más que se ha llegado es a procedimientos para disminuir el riesgo de contagio, para mitigar los síntomas y para prevenir complicaciones secundarias. Para el COVID-19, ni siquiera hemos llegado a esta fase paliativa. La actual sociedad humana enfrenta un reto a sus capacidades de sobrevivencia y recuperación. Debemos ingeniar estrategias que cuiden de la salud y conjuntamente reactiven la economía.

Algunos datos y cifras

 Desde que se identificó el nuevo coronavirus COVID-19, el 7 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró este brote como “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional”. El 11 de marzo siguiente, la misma organización lo declaró como pandemia por la velocidad en su propagación, ya estaba presente en más de 114 países distribuidos en todos los continentes,  y se registraban más de 4291 fallecimientos. Según el DANE, la población proyectada para Colombia en el año 2020 es de 50.372.424 habitantes. A 12 de mayo registraba 11.613 contagios y 479 muertes. Boyacá, según la misma entidad, estimaba su población en 1.242.713 habitantes. También a 12 de mayo, sumaba 79 casos y 3 fallecimientos. A esa fecha, Iza se conserva libre del virus.


El gobierno de Colombia mediante el decreto 417 del 17 de marzo de 2020, declaró el “Estado de Emergencia” y 5 días después, el decreto 457 ordenó, con excepciones, el “aislamiento preventivo obligatorio de todas las personas…” La alarma en el país la había dado la Resolución 385 del 12 de marzo del Ministerio de Salud y Protección Social, la cual declaraba la “Emergencia Sanitaria”. Con el decreto 180 del 16 de marzo, la gobernación de Boyacá declaró la “situación de Calamidad Pública”, inicialmente con vigencia hasta el 16 de junio.

¿Y en Iza?

La magnitud de estas circunstancias, nos hace reflexionar sobre las distintas maneras de sobrellevar los tiempos de pandemia en un lugar como Iza, distante y más bien de características rurales. Comencemos por mencionar lo bueno en medio de lo adverso,  y es que por lo menos hasta ahora no registramos contagios. Aun así, estamos rodeados de casos que han dado positivo y la prevención y las medidas de aislamiento siguen siendo prioritarias. De otro lado y en razón al cumplimiento de la cuarentena, nuestra limitada economía si se ha visto afectada en alto grado. Con un área de 34 Km2, somos un pueblo de los más pequeños del país. Ahora, verificados los proyectados del DANE para el año 2020,  resulta que la población escasamente llaga  a los 1995 habitantes  -urbano: 1207; rural: 788-. 

La actividad económica predominante es la agropecuaria, con más del 90% dedicado a la ganadería de leche, en su mayoría con un tipo de propiedad de minifundio, lo cual indica que a pesar de no haber concentración en pocos dueños,  si queda claro que de la población, los propietarios no son la totalidad. Dejando aparte las bondades del SISBEN, aquí el nivel de vida lo determinan dos circunstancias: ser propietarios con capacidad para establecer un negocio comercial o una granja campesina, o bien, contar con una pensión laboral.  De ahí lo fundamental de actividades económicas alternas como el turismo: genera empleo al menos de manera estacional –fines de semana, festivos, de temporada, etc.; provee recursos para las familias que no son ni propietarias ni pensionados; se adapta a la llamada Economía Naranja donde prima la creatividad y no el poseer grandes recursos económicos; por las condiciones propias del municipio, por su entorno natural, los paisajes, las aguas termales, su cercanía al emblemático Lago de Tota, su condición de Patrimonio Cultural Nacional, su carácter aun de pueblo tranquilo que invita al descanso en un mundo acosado por el estrés laboral.


En situaciones “normales”, toma importancia todo lo relacionado al uso del tiempo libre, pues como su nombre lo indica, se deriva precisamente de las actividades productivas, es el tiempo que queda de la actividad laboral. Está asociado a los  conceptos de bienestar y salud mental, y por principio, la tendencia del “desarrollo” es justamente en ese sentido, de minimizar el tiempo de trabajo en miras a disponer de mayor espacio para el ocio, para la vida familiar. Sin embargo, y a pesar de su inmenso potencial, en momentos como el que vivimos, el turismo queda relegado, no se considera una actividad esencial. El turismo sólo se reactivará cuando cesen los “estados de excepción”, cuando obviamente desaparezca cualquier amenaza a la integridad de los ciudadanos, y cuando los gobiernos declaren de nuevo la “normalidad”.

 El turismo en Iza no se trata de  algo nuevo, comenzó cuando Luis ángel Rodríguez  dio al servicio las piscinas de aguas termales, por allá a mediados de la década de 1950, atrayendo visitantes de Sogamoso y de la región. Algunos comercios surgieron o se fortalecieron a su abrigo, básicamente las pequeñas “tiendas” y panaderías de aquel momento. Alejandro Mesa Grosso formó la que podría ser la primera empresa de transporte: “TransMesa”, un bus que hacía el recorrido  “Sogamoso-Piscinas Iza”. Un periodo clave fue entre 1975 y 1985: el pavimento  inicial de la carretera Sogamoso-Iza; la Alcaldía paso de su antigua sede -la actual Casa de la Cultura- al nuevo edificio en el costado oriental del parque;  éste también fue pavimentado y se le dio el diseño de “prado-parque”; y se abrieron restaurantes como Las AcaciasLas Dos Palmas, Salón La Paz,  ya al estilo cafetería con mesas y sillas donde “tomarse un tinto”. 


Lo que sí es novedoso es su auge, su crecimiento vertiginoso. Ya en 2017 se decía que el municipio contaba con una infraestructura hotelera de unas 650 camas, es decir que en proporción al número de habitantes, Iza era de los lugares en el departamento con mayor capacidad turística bordeando los 26 sitios de alojamiento. A lo anterior se sumaban negocios, no exclusivos, pero si asociados al turismo como supermercados, heladerías, puntos de pago electrónico, misceláneas, carnicerías, asaderos, salones de eventos y más restaurantes. Los “postres”, con plazoleta propia, adquirieron fama nacional. Con el apoyo de la Cámara de Comercio, las propias administraciones han propendido por la “formalidad” de los comercios. El SENA, mediante el “Fondo Emprender” impulsó la apertura en 2018 del primer Operador Turístico, y en particular con capacitaciones ha estimulado la labor artesanal de los tejidos en lana, también junto con Artesanías de Colombia. 

Al recibir el año 2020, antes de decretarse la pandemia, la actividad turística en Iza se presentaba con las mejores opciones de futuro. Había atraído de nuevo a los izanos  y por igual había estimulado la inversión económica de personas foráneas. Los jóvenes, sobre todo,  hallaban aunque fuera ocasional, la oportunidad de un empleo cerca a sus hogares, y por qué no, la posibilidad de ser “gerentes” de sus propios proyectos. La perspectiva de “temporada alta”, un fin de semana, o un festivo, desembocaba un cierto estado de ánimo colectivo que sencillamente sólo hacía pensar en prepararse para la presencia de turistas y visitantes y al final, obtener al menos algunos recursos, fruto del trabajo.

Ahora, en tiempos de cuarentena y aislamiento preventivo obligatorio, Iza ofrece un panorama totalmente distinto. Recorrer el pueblo vacío embarga un extraño sentimiento, mezcla de nostalgia e incertidumbre. Nostalgia por la alegría y las actividades ausentes e incertidumbre por el futuro. Se piensa que así debía transcurrir la vida en 1930. Alterado el silencio sólo por el repique de las campanas de la iglesia, o por el grito que en la distancia animaba el paso forzado de los bueyes al arar la tierra, y el sosiego de las calles sólo  modificado por el pastar desprevenido de algunas cuantas ovejas. Ya no son los grandes grupos de ciclistas, ni las motos ruidosas o los carros clásicos que antes pasaban por el pueblo en planes recreativos desde Bogotá o cualquier otra ciudad.  Son afortunados aquellos que por tener dedicación al oficio del ganado y la lechería, como “actividad esencial”, tienen autorización de “pasearse tranquilamente” por las calles desocupadas. 

De vez en cuando pasan las patrullas de la Policía, una ambulancia, o un camión cargado con papa de Tota, o con  cebolla del Aquitania. Algo que se echa de menos es la algarabía de los estudiantes del colegio, sus rostros afanados, desinteresados o de inconformidad, ni se escucha el pito del bus, presuroso por llegar a tiempo. Pasar un “23 de abril” sin poder ir a la iglesia a rezar al Divino Salvador, será una de las circunstancias que no olvidaremos los izanos. Gracias al internet, el Padre  Pirachicán halló la manera de llevarnos la misa. El whatsApp, y los teléfonos móviles se volvieron todavía más esenciales. 

Sin turismo, sin esos consumidores adicionales, redujeron sus ventas los supermercados, igual las ventas de higos, de quesos, de almojábanas… Otras actividades simplemente se cerraron: los postres, los restaurantes, todos los alojamientos, las artesanías, en fin. Sin haber llegado a extremos y gracias a ese espíritu trabajador, “rebuscador” del izano, si fueron bien recibidas las gestiones de la Administración para obtener donaciones y hacer el reparto gratuito de mercados y artículos de primera necesidad. Sólo resta insistir, ojalá la situación se supere, y entre más pronto, mejor. 

Una reflexión final tiene que ver con la búsqueda efectiva de medicinas, la vacuna contra el virus. Como se mencionó, esto sólo se logrará desde la ciencia, la tecnología, el conocimiento. Hay que replantear los proyectos de desarrollo orientándolos a la investigación científica, no todo debe ser guiado por el afán de lucro económico o del poder derivado de armas nucleares. Comenzar incluso desde planes modestos a nivel local, no “esperar” a que otros lo hagan. Al hablar de Luis Patiño Camargo,
todos sabemos a quién nos referimos. Un Izano que en el siglo pasado se inclinó por la medicina y  el estudio de las enfermedades epidémicas tropicales. Lo llamaban indistintamente el “profesor” Patiño, el “sabio” Patiño. Sin extendernos ahora en su biografía, vale mencionar sus aportes al mundo científico, en casos como  la malaria, el tifo y la tifoidea, entre otros, cuando no se contaba con los mínimos análisis para poder controlarlas. Que su  vida sea ejemplo para las nuevas generaciones.

Fernando Díaz Gómez, 12/05/2020

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9 de abril de 1948 en Bogotá
Historia para no repetir


“Quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. La frase se atribuye tanto al francés Napoleón Bonaparte, como al filósofo español Jorge Santayana. En realidad, su autor por ahora no importa, su sentido es lo relevante. Es sencillo, si algo nos perjudica como individuos, sociedad, nación o mundo, hay que evitarlo. La guerra y la violencia por ejemplo, donde nadie es ganador y sólo dejan muertes y heridas, físicas y emocionales, difíciles de superar.

El 9 de abril de 1948 en Colombia, marcó un hito en su historia. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán Ayala desató en la capital, Bogotá, una verdadera situación, se podría decir sin exagerar, de pérdida de consciencia colectiva, en la cual sus seguidores, decepcionados y descontrolados ante la muerte de aquel en quien habían depositado sus esperanzas por un mejor mañana, solamente hallaron sosiego destruyendo la ciudad.  Gaitán había nacido allí mismo en 1902, en el popular barrio de Las Cruces. Era hijo de un comerciante, Eliécer Gaitán Otálora y una maestra de escuela, Manuela Ayala.

Jorge Eliécer Gaitán - imagen biografiasyvidas.com
A su inquietud intelectual se unía su pasión por la política en la búsqueda de igualdad y justicia social, propugnando para ello la “restauración moral de la República”, siendo ésta una de sus frases típicas en sus últimos años. Con esfuerzo concluyó sus estudios básicos, se graduó como abogado de la Universidad Nacional en 1924, y doctor en jurisprudencia de la Real Universidad de Roma en 1928. Fue innegable en su personalidad, la vehemencia y cualidad como orador. Aún como estudiante, formó la sociedad literaria Rubén Darío y el Centro Liberal Universitario, y apenas al concluir su carrera universitaria salió elegido en la Asamblea de Cundinamarca 1924-1925.

Representante a la Cámara en 1928, presidente de la misma en 1931 y ocupó luego  la Dirección Nacional Liberal, fue segundo designado a la presidencia y Rector de la Universidad Libre. Logros estos debidos en parte al reconocimiento y figuración a nivel nacional por su participación y defensa que como abogado hizo de los derechos de los trabajadores de la United Fruit, asesinados muchos de ellos el 6 de diciembre de 1928 en Cienega, Magdalena, durante el llamado conflicto de las bananeras.

Con un ideario como liberal reformista, inconforme incluso con los programas sociales del presidente liberal Enrique Olaya Herrera, se separó del partido en octubre de 1933 y junto a Carlos Arango Vélez, formó la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR). Planteada en ese entonces como lo que podría ser una tercera opción política, es decir por fuera del bipartidismo, la UNIR no logró consolidar en la realidad la plataforma ambiciosa que pretendía y fue disuelta sin embargo, por el propio Gaitán en mayo de 1935.

Ya de nuevo en el liberalismo oficial, fue nombrado alcalde de Bogotá en 1936, magistrado de la Corte Suprema de Justicia en 1939 y ministro de educación  del presidente Eduardo Santos. Allí estructuró un novedoso programa para terminar el analfabetismo en Colombia y proponía masificar la educación y la cultura hacia los niveles populares, en un ambiente que aún en la primera mitad del siglo XX, conservaba prácticas de exclusión social.

Sus encuentros o disertaciones que realizaba los viernes en el Teatro Municipal de Bogotá, casi que institucionalizaron en el país los llamados “viernes culturales”. Era un orador especial, en la manera de expresar su pensamiento hacía llegar su mensaje al auditorio como él mismo  lo sentía. Se compenetraba con la población común al experimentar su diario vivir, sus anhelos, sus esperanzas al futuro. Hacía una clara distinción entre la clase popular y los políticos tradicionales de su época, hablando que en la nación existía un país político y un país nacional. El primero ocupado de su propio bienestar y el segundo, un pueblo con sufrimiento y exclusión, apartado de las posibilidades de un mejor presente. “Yo no soy un hombre, soy un pueblo, y el pueblo es mayor que sus dirigentes”. Su forma de vida era coherente con su discurso. Se conoció su afición al juego del tejo que practicaba los sábados en el “Campo Villamil”, al norte de Bogotá.

Gaitán jugando tejo. Foto Colprensa
 En adelante su meta fue llegar a la presidencia de Colombia. Para las elecciones de 1946 había formado el Movimiento Liberal Gaitanista. Los resultados, aunque negativos electoralmente, le mostraron no obstante las inmensas posibilidades y de aceptación que ya poseía, y fue nombrado jefe único del partido liberal. De otra parte, había regiones como los santanderes, occidente de Boyacá, y Caldas, en donde la represión y la “violencia partidista” se sentían cada vez más. Él se limitaba a denunciar y pedir que ésta cesara y que las diferencias se resolvieran como lo contemplaba la misma constitución política, o diríamos, por medios más civilizados.
En julio de 1947 convocó la “marcha de las antorchas” que salió desde La Perseverancia, barrio popular, hasta el centro de Bogotá, y el 7 de febrero de 1948, la  “marcha del silencio”. En esta última Gaitán pronunció la “oración por la paz” que comenzaba con la siguiente frase: Bajo el peso de una honda emoción me dirijo a vuestra excelencia, interpretando el querer y la voluntad de esta inmensa multitud que esconde su ardiente corazón, lacerado por tanta injusticia, bajo un silencio clamoroso, para pedir que haya paz y piedad para la patria. Poco después en Manizales pronunció la “Oración por los humildes”.
Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado el viernes 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá. Pasada la una de la tarde fue atacado sorpresivamente al salir de su oficina particular ubicada en el edificio Agustín Nieto sobre la carrera 7 con avenida Jiménez. Juan Roa Sierra, el autor material, murió incluso antes que el líder expirará en la Clínica Central, a pocas cuadras de allí. El atacante fue detenido por el dragoneante de la policía Carlos Jiménez, quitándole el revólver 38 largo que había utilizado,  pero el ímpetu de la gente que lo cercó golpeando al homicida, le impidió hacer más y minutos después  Roa Sierra era prácticamente descuartizado.
Paradójicamente ahora esta versión sobre Roa Sierra como el agresor es puesta en duda incluso ya entrado el siglo XXI. Si Gaitán recibió cuatro impactos de bala, es posible que hayan sido hasta dos los atacantes. Sin embargo, con la muerte  del principal sospechoso, y la destrucción que se vivió en la ciudad en esos momentos, toda evidencia o vestigio de investigación parece haber desaparecido también. ¿Quién o quiénes y porqué razones en realidad decidieron dar muerte al líder?, tienden a ser más interrogantes para la historia.
Aún así, al recordar a Jorge Eliécer Gaitán no se trata sólo de exaltar su personalidad, que bien lo merece. Se busca llamar la atención sobre el hecho de la violencia misma y que en este caso, sufrió Colombia en un periodo en particular de discurrir histórico. Este país padeció la ocurrencia de al menos siete guerras  civiles a lo largo del siglo XIX, tras su independencia como colonia, y al llegar al siglo XX, estaba precisamente en desarrollo la última de tales contiendas, la llamada “Guerra de los mil días” que como consecuencia puntual trajo la pérdida de Panamá, al lado por supuesto de las pérdidas humanas en cada una de ellas.
Con el “Bogotazo” y la destrucción sobre todo del centro de Bogotá tras la muerte de Gaitán, Colombia cambió. Se recrudeció la confrontación partidista en lo que se recuerda como “La Violencia”,  tan cruel y a nivel nacional en largos años que aún sufrimos las consecuencias hoy en 2015. Con el “Bogotazo”, se generalizó la intolerancia política principalmente en las zonas rurales, razón por la cual se afianzó la migración a las principales ciudades.  Colombia dejó de ser rural, pero allí en el campo quedó la pobreza y el descontento que en casos fueron los causantes de la subversión armada.  

La violencia sólo genera peor violencia. En el mundo de hoy, la guerra ya no tiene argumento, sea político, filosófico, económico o de cualquier orden. Repetirla no tiene razón.

Fernando Díaz Gómez, 9 de abril de 2015.


Fuentes básicas de consulta: Herbert Braun,  Mataron a Gaitán, publicada originalmente por la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos en 1985.  Arturo Alape, El Bogotazo. Memorias del olvido, Bogotá, Círculo de Lectores, 1985.Jacques Aprile Gniset, El impacto del 9 de abril sobre el centro de Bogotá, Bogotá, Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983. Biografiasyvidas.com: Jorge Eliécer Gaitán
Créditos  imágenes:
Gaitán jugando tejo: Colprensa.
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San Basilio de Palenque, Bolívar, Colombia


Primer Territorio Libre de América


En 2001, la Unesco proclamó el 21 de mayo como “Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo”. Ese mismo año, el congreso colombiano, ratificó esta fecha como “Día de la Afrocolombianidad”.

Hablar de América es acercarse a una mezcla indescifrable de etnias, de lenguas, de pueblos y en fin, de culturas. Colombia es uno de estos casos en los cuales, hasta la constitución política contempla la diversidad étnica y cultural de la nación. Esto es así por cuanto nuestro continente, primero no fue originario o cuna para ninguna raza, mientras que en cambio, sí fue el lugar que por circunstancias de tiempo y espacio, recibió diversas inmigraciones dando por resultado esa extraordinaria confluencia de genes que hacen de América, un continente rico en expresiones culturales que abarcan no sólo multitud de lenguas, tradiciones, culturas, también diversidad de sentimientos y de formas de expresarlos. Esto, creemos, es donde radica la verdadera riqueza de nuestro continente.

Pero veamos, ¿Cuáles son esas razas que en distintos momentos arribaron a América, para conjugarse lentamente con el transcurso el tiempo? El proveniente del continente asiático, primeros en arribar hace algo más de 20.000 años, y que hoy asimilamos al indígena; el caucásico o blanco, que por destino o azar llegó por el Océano Atlántico a finales del siglo XV, y poco después, el representante de África, traído como esclavo por estos últimos, con destino a plantaciones y minas como fuerza de trabajo.

Así, al hablar de la composición étnica americana, debemos considerar estos tres aportes: el asiático, el europeo y el africano. Y ya en un plano no tanto étnico sino más bien cultural,  estudiosos del tema como el historiador Germán Arciniegas Angueira, americanista por convicción, piensan que también es necesario tener en cuenta el componente  francés que se estableció en Canadá. En este contexto, encontramos algunos aportes interesantes, como el del peruano Manuel Scorza, quien escribió un ensayo titulado: Primer Territorio libre de América.

El texto se refiere a los poblados que desde 1550 hasta 1700, y en general hasta entrado el siglo XIX, fueron refugio de los esclavos que huían de sus “Amos”, en las haciendas y establecían allí, un territorio libre, en medio del escenario de aquella América colonial, esclavista. Estamos hablando del cimarronismo, de los llamados Palenques, formados en las afueras de Cartagena y que por supuesto han sido, y son, tema de análisis, de estudio histórico, no sólo por el mencionado escritor peruano, sino, antes que nadie, por los propios descendientes de aquellos valientes que evadían la esclavitud y formaban una colonia libre e independiente. Claro, además de los llamados palenqueros, el tema es objeto de atención por parte de universidades y centros de investigación.

La razón principal que inquieta es que allí, en los palenques, se encuentran valiosos vestigios culturales, por así decirlo, únicos, de acuerdo a las circunstancias que los promovieron. Allí, lejos del poder del esclavista que sólo veía en ellos, una fuente de riqueza como elementos de trabajo, los negros palenqueros conservaron tradiciones culturales que de otra manera, hubieran perdido para siempre. Bailes y cantos, verdaderos rituales para despedir a los seres queridos o dar la bienvenida a nuevos miembros, así como también ritmos con otros motivos, gastronomía, comportamientos, formas de organización social, formas de gobierno, en fin.

Tanto es así, que la Unesco, desde la Organización de Naciones Unidas, emitió la resolución correspondiente declarando a estos palenques como “Obra maestra del patrimonio intangible de la humanidad”. Otra premisa que se tuvo en cuenta, fue que allí, en esos territorios, se conservó un dialecto propio, que aún se habla, y que combina curiosamente restos del idioma de las costas de África  occidental, de donde fueron traídos en su mayoría, así como del portugués de los esclavistas y obviamente del español, del amo que los compraba como mercancía. En esta historia, Benkos Biohó, es el héroe legendario, que promovió esta modalidad de libertad. También llamado Domingo Biohó, nació en Guinea Occidental, de donde fue secuestrado por el traficante portugués, vendido y revendido como esclavo en Cartagena de Indias en 1596.

El Gobernador de ese entonces, al no poder controlar el cimarronismo, le propuso a Benkos, la autonomía al palenque de La Matuna, a cambio de poder ingresar sin restricción a la ciudad y no recibir ni promover más el cimarronismo. El Pacto de paz se concretó en 1612, pero fue roto al ser arrestado Benkos Biohó en 1619 y ahorcado y descuartizado el 16 de marzo de 1621, con el argumento que se temía por el respeto de que él gozaba entre los demás esclavos. Hoy San Basilio de Palenque, cincuenta kilómetros al oriente de Cartagena de Indias, es donde pervive el espíritu libertario de quienes no aceptaron la esclavitud.

Fernando Díaz Gómez, 21 de mayo de 2011
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                                 El Divino Salvador

Relato de Fray Agustín Camacho, 23 de abril de 1748


Imagen del Divino Salvador revelada sobre una piedra en 1748 - Frente del templo en Iza, Boyacá, Colombia

“El 23 de abril de 1748 entre las 11 y las 12 del día cuando me fui a visitar a María Candelaria Cerón quien estaba enferma de los ojos, sin esperar a ponerme el manto. Ya en el camino a la derecha vi en el aire como un rostro que medio divisé con el ojo derecho y habiendo avanzado como unos seis pasos me suspendí con mucho impulso y retrocedí hacia atrás a un montón de piedras, en las cuales dando el rayo del sol, en medio de ellas estaba la de mi Señor, el Divino Salvador.


“La levanté y al ver que era la imagen del Señor, me la introduje en el pecho y proseguí mi camino hacia la mujer enferma. Luego de haberla saludado a ella y a otras gentes con sus hijos, saqué mi piedra del pecho para ver si era engaño mío y habiéndolo visto los presentes todos comenzaron a aclamar y a darle el nombre de San Salvador. 


“Empecé a mostrarlo a todas las gentes, unos la besaban y otros no. En el mismo año me visitó Fray Francisco Calvo, quien manifestó que no podía rendir culto por no divisarse con claridad el rostro del Salvador. Al año siguiente volvió a verla y encontró que estaba patente su majestad mi señor San Salvador y que sin lugar a dudas era digna de culto.”

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¿Por quién doblan las campanas?


La historia de Jacinto el Campanero


Hermosa y triste historia, casi única en el mundo por las circunstancias que la acompañaron y que tienden, más bien, a convertirla en una leyenda.

A principios del siglo XX, existió en Iza un personaje muy conocido y querido por toda la feligresía, no por su aspecto físico, menos por sus riquezas materiales o conocimientos científicos, pues de ellos carecía, sino por la bondad de su corazón y sus admirables condiciones humanas.

Su nombre, Jacinto, simplemente Jacinto. Ejercía el oficio de campanero, del cual derivaba su sustento. Todas las mañanas, automáticamente, a pesar de no poseer reloj, y me atrevo a creer que ni siquiera lo conoció, bajaba presuroso de su casa, una choza de bahareque, ubicada al noreste de la población, hacia el templo para dar el toque de alba, informar la hora a las gentes e invitarlas a iniciar prontamente sus faenas.


A las 12 m., a las 6 pm., el toque de ángelus, y a las 8 pm., Jacinto estaba cumpliendo con su deber. Pero lo más importante, lo caracterizaba, era su solicitud para avisar a la comunidad el fallecimiento de alguno de sus miembros. Tres dobles por un varón, dos cuando era una mujer, y un alegre y largo repicar por los niños, pues existía la creencia que ellos se convertían en ángeles.


A pesar de su pobreza, Jacinto por ésto, no cobraba nada, absolutamente nada. Y lo hacía afanosamente, con interés, como si se tratara de algún familiar, para que todos acudieran a consolar a los deudos y a prestar su ayuda, máxime si el fallecido carecía de medios económicos.


Una fría y lluviosa mañana, de un martes cualquiera del mes de mayo, no se oyó toque de alba. Todos lo notaron, sin darle importancia.

Estaban atareados en la preparación de las cobijas y demás artículos de llevar al mercado de Sogamoso. Como el viaje debían hacerlo a pie o a caballo, tenía que ser temprano para vender lo producido, comprar lo que necesitaban, conversar con sus compadres, averiguar sucesos, y ¿por qué no?, tomarse unas cuantas totumadas de la sabrosa chicha que preparaban en las famosas ventas de Mochacá, barrio de Sogamoso.

Viajaban el cura, el alcalde, los maestros, las amas de casa. Únicamente quedaban los pequeños y Jacinto. Pero ese día Jacinto no cumplió con su misión, porque estaba enfermo y solo. Su familia la constituía el cura, los pobres, y sus campanas tan queridas. Y el mal se agravaba y no hubo un ser que lo aliviara en su dolor físico, ni siquiera consolara su espíritu entristecido.


Y así, en esa inmensa soledad, en apariencia olvidado de Dios y de los hombres, dejó de existir Jacinto.

Y que terrible ironía del destino, quien siempre estuvo listo para tocar las campanas por los difuntos, no tuvo quien lo hiciera por él.

Ya en las horas de la tarde, cuando las gentes regresaban del mercado y se reunían en la plazuela para comentar los últimos acontecimientos, sucedió algo fuera de lo normal. Un fuerte movimiento sísmico los llenó de pánico, pero éste, bien pronto se convirtió en angustia, las campanas tañeron lentas, largas y tristes campanadas.

Y entonces todos corrían presurosos de un lado para otro preguntándose ¿Por quién doblan las campanas?, que ¿Por quién doblan las campanas? Pero este interrogante quedaba sin respuesta. El único que podía aclararlo era Jacinto, y todos se decían ¡que busquen a Jacinto, que busquen a Jacinto!


Pero como este  no aparecía, corrieron a su rancho donde contemplaron estupefactos, el cuerpo sin vida del campanero.            


Al regresar doloridos y pensativos para arreglar lo del funeral, vieron admirados el frontis del templo averiado por el temblor. Éste fue reconstruido entre los años 1937 y 1940, quedando de recuerdo la hermosa espadaña, reliquia arquitectónica, orgullo de los izanos. 

Este hecho es como una comprobación que siempre se cumplen las palabras de Jesús: “Nada de lo que hagas en mi nombre, quedará sin recompensa”. Dios omnipotente, permitió a la muerte de Jacinto el campanero, que las campanas tañeran impulsadas por las fuerzas de la naturaleza.

“¿Por quién doblan las campanas?”, es también el título de una obra de la literatura universal escrita por Ernest Hemingway, en donde leí un pensamiento que en las actuales circunstancias cobra importancia porque es algo como un rescatar el respeto por la vida humana: “Nunca hagas preguntar ¿Por quién doblan las campanas?

Doblan por ti, doblan por mí, doblan por toda la humanidad."
Bertha Gómez Ordóñez


Comentarios al escrito
Fernando Díaz Gómez, 2014

La profesora Bertha Gómez Ordóñez, (1920-2014), al ser nombrada por el magisterio en las escuelas de Iza, halló esta leyenda por tradición oral hacia la década de 1950. Se transcribe de manera literal como ella la redactó y tituló. 

La leyenda se dio a conocer cuando la profesora la narró en el marco del Festival Bochica, que se celebraba en Iza en enero de 1986, y transmitido en el programa de TV Colombia y su folclor que presentaba Humberto Martínez Salcedo. En 1990 la publicó la Revista Cultural Siembra dirigida por Mario Bonilla y Sonia Pérez. 

Como lo expresa Bertha Gómez, por todo lo que rodea al escrito somos dados a asumirlo como una leyenda. No obstante, si analizamos su contenido y su condición particular de provenir de la tradición oral, es fácil advertir en el breve relato una parte de la historia de Iza. 

Nos habla de las costumbres apacibles y a la vez de trabajo en este pequeño pueblo entrando el siglo XX. La profesora hace énfasis en las personas sencillas y en los "buenos sentimientos" del encuentro en comunidad. Sobre todo, resalta el valor de la vida, quizá por eso recurre al título de una obra de la literatura universal: ¿Por quién doblan las campanas?
 
¿Por quién doblan las campanas?, en inglés ¿For Whom the Bell Tolls?, es también una novela publicada en 1940. Su autor, Ernest Hemingway, (1899-1961, Estados Unidos), participó en la Guerra Civil Española como corresponsal, pudiendo ser testigo de la contienda. En este hecho se basa su obra donde el sentido profundo del mensaje es la vida. 

Hemingway hacia 1940
Hemingway narra con crudeza y realismo los sucesos propios de una guerra donde la vida pierde su valor, por eso enfatiza su dignidad y que, en fin, nada justifica la muerte violenta. Su título alude a no causar la muerte a nadie, a no hacer preguntar ¿Por quién doblan las campanas?   


Hemingway  obtuvo el Premio Pulitzer en 1953, y en 1954 el Nobel de Literatura. El título procede, a la vez, de la "Meditación XVII" de Devotions Upon Emergent Occasions, obra perteneciente al poeta John Donne, año 1624:

"Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti."

Diseño de la imagen de presentación a partir del dibujo de la Revista Cultural Siembra en su edición de 1990.
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